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Me meto corriendo en mi cuarto, me tiro en la cama y me pongo a mirar la lámpara del techo. Me levanto, cojo el album de fotos, y las miro todas tres veces, de la primera a la última y de la última a la primera. Me vuelto a acostar en mi cama, puedo tirarme ahi quieta horas y horas, simplemente pensando en todo lo que me sucede en la vida, en esos momentos, en cada detalle. Siempre me he considerado una chica sencilla, que quiere todo lo que tiene, pero tiene todo lo que quiere, pero aún asi, una chica feliz. Pensaba que todo en la vida era portarse bien con las personas y, así, ellas se portarían bien contigo; de que el principe azul que salía en las peliculas de Disney existía, y que llegaría pronto. Pero me equivocaba, es normal, todos se equivocan.. y creo que toda niña piensa más o menos así. Pero yo ya no soy una niña, soy una adolescente. La vida, poco a poco, me ha ido enseñando que las personas no son como parecen, que aunque tu te portes bien con ellas, ellas alomejor no lo harán contigo. Que en este mundo hay mucha falsedad, sí, mucha. Que los principes azules no siempre son azules, que también los hay verdes, rosas e incluso amarillos. Sí, soy adolescente, por lo tanto me suelo enamorar de gente que no merece la pena, de chulitos sin cerebro, y por las que sufro bastante, sí, me enamoro con facilidad. Veo una cara bonita y una sonrisa que mata y me atrapa, soy así. ¿que le voy a hacer? Tengo doce años, tengo una vida por delante para poder madurar.